A Coruña, 25 de abril de 2024
Sé que no puedo, no debo, no quiero cerrar los ojos. Leo, escucho y observo.
La crudeza del momento actual nos impone exigir el cumplimiento del alto al fuego en Gaza y recordamos la urgencia de garantizar el acceso humanitario para los dos millones de personas palestinas sin posibilidad de escapatoria.
Nos alerta de situaciones de sufrimiento y emergencia para tantísimas personas refugiadas y desplazadas en Haití, Sudán, Afganistán, Ucrania o abandonadas a su suerte en el Mediterráneo.
La crudeza del momento actual sugiere que hay vidas que valen menos. Aún intentando estar atenta, seguiré sin ver las invisibles. Es una venda, consecuencia de mis privilegios. Siendo consciente, vuelvo a mirar. Esta vez por mi ventana.
No tan lejos, observas la dificultad en el acceso a la vivienda, un sistema depredador, el abandono consciente del rural, el descuido en la gestión del territorio, el desmantelamiento de lo público, una sanidad precarizada, una educación no inclusiva, los efectos del cambio climático, la sequía, la zafiedad, la violencia (#niunamenos), la desigualdad.
Cierro de nuevo los ojos. Están salados. Escuece.
Alguien me llama. Pregunta: ¿estás ahí? Me recuerda que es importante no sobrecargarse con la responsabilidad individual pues nos quita fuerzas para la acción colectiva.
Alguien me da la mano. Pregunta: ¿puedes? Entonces, miro a mi alrededor. No estoy sola. Somos muchos ojos despiertos para alzar la voz. En latitudes y longitudes diversas. Hasta podemos hacer turnos. También hay que cuidar a los que cuidan.
Alguien me acompaña. Pregunta: ¿vamos? Tenemos trabajo pendiente. Un presente que abordar y un futuro que sostener pues hay ojillos que se asoman por primera vez a él.
Observas la dificultad en el acceso a la vivienda, un sistema depredador, el abandono consciente del rural, el descuido en la gestión del territorio, el desmantelamiento de lo público, una sanidad precarizada, una educación no inclusiva,…
Y nos ponemos a ello. Esta vez, juntas. Cada una desde su sentir, su forma de aportar, creando la idiosincrasia de esta organización, que es compleja pero, mágicamente, funciona. No llegaremos a resolver muchas de las cuestiones que nos duelen, pero intentarlo es la única forma en la que podemos seguir mirando.
¿Nos lees?
Una vez más, muchísimas gracias a todas las personas que hacéis posible que Arquitectura sin Fronteras continúe. No tendría sentido sin ustedes.
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Por Lucía García-Cernuda, Presidenta de la Junta Directiva de Arquitectura Sin Fronteras
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Ahora sí, te dejamos con nuestra Memoria de Actividades 2023.